Reincidentes

domingo, 27 de mayo de 2012

XXXIII.


Me pierdo en mi delirio de borracho para ver si por ahí te encuentro esquivando en puntas de pie los tibios colchones del subconsciente. Vago en pensamientos. Anhelo saltar a tus ojos, y que me mires entero. Comerte el hambre que se asemeja al amor que cruje adentro tuyomío. Lo que queda de mí me mantiene vertical. Lo que se llevó la última interrupción baila sobre la mirada del olvido. Lo que no quiero me empapa de verdades. Lo que necesito se aleja como aquella muerte dónde quedó atragantada mi poesía. Voy a escupir dostres poemas más, dejar tranquilas las hormigas y tus venas, rociar de clepsidra mis próximos rasgueos súbitos para dormir al pensamiento entre gotas que me regalo en esta noche sin luna y sin vos.

miércoles, 16 de mayo de 2012

XXXI.


Me embarga la distancia y sin embargo me lanzo igual. Se escapa entre los dedos mudos. Rebosa de vos. De mí. Alquila una habitación en mi pensamiento, aunque a veces no duerma ahí, donde la realidad construye muros que los sueños se encargan de derrumbar. En el país del porquéno en donde el laberinto de besarte no es ninguna metáfora, donde tocarte con los largos dedos del deseo es hallar mi cuerpo, donde encontrarse en tu mirada es enterarse que uno existe.

viernes, 4 de mayo de 2012

XXVII.


A veces uno se embarulla en la imaginación y llega a sentir que es real algo imposible. Que es posible algo irreal. Seamosrealistassoñemosloimposible, me dijo. Quise saber. No supe cómo. Quise llegar. No supe cómo. Siempre es largo el salto para las piernas cortas de mi esperanza. No alcanzo la altura de tus sueños. Me pierdo en mi entelequia y miro fijo esa puta mosca que viene a zumbarme al oído. La conciencia, la llaman algunos. Yo le diré mujer.