Reincidentes

sábado, 9 de junio de 2012

XXXIV.


La soledad habita en tanta gente que resulta irónico levantar la mano de la ausencia para vaciarlos de la muerte. Hay un nudo en la garganta del poema. En la garganta de tu mirada. En el nudo de mis manos al escribir. La soledad es un tren vacío que nunca se detiene. La distancia es esa puta que me muestra su sonrisa mientras llora por dentro. Yo, soy ese ser extraño que se entierra en la poesía para no pensar en nada. Y vos, sos la cuerda que me doy para no detener mis pies ni embriagarme de mí y mi estúpida manera de sostenerme.