Reincidentes

martes, 13 de diciembre de 2011

VI.

El miedo a vivir. El miedo a no hacerlo nunca. El no miedo a la muerte, sino a la conciencia de que en algún momento todo esto acabe. Todo termine. Nadie te enseña la vida. Nadie te frena. Vivir. Morir en vida, ¿cuántas veces? ¿cuántas muertes dura uno en morirse? ¿cuántas muertes más vas a vivir en mí? Cuando te pienso, vivís. En mí. El olvido es la segunda muerte de las personas. En todos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Refugio poético

Refugio poético

Me cobijo en el revés del verso

como si el papel fuera un espejo

o yo un holograma de vos

y a veces abro las palabras

para ver si te encuentro adentro

y mimetizarnos

en el impacto que producen

las hormigas bailando sobre lo blanco.

En la muerte del poema

voy a vomitar el resto de angustia que sobra

cuando nunca sobra nada

y vaciarme en letras para llenarme de ojos.

26/12/2008

V.

*Intenté escribir un poema que hablara de subir hasta el suelo de tu amor y tirarnos juntos. De volar sin ninguno de los dos. De romperse de golpe y rearmarse de a poquito. De la fragilidad. Los sueños. La esperanza. Intenté escribir un poema que hable de vos. De las ventanas que me ofrecen tu mirada. Del bálsamo que me da tu boca. Del abrazo de tus palabras. Debería haber gritado, lo sé, pero decidí escribir un poema. No pude.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

IV.

*Pensar en vos. Escalar los recuerdos sin manos ni pies. Caer. Flotar. Enredarse. Pensar en vos se asemeja a abrazarte sin vos. Besar tu sombra roja. Acariciar tus errores y navegar en los míos. Pensar en vos es no poder olvidarte. Es desfigurarte. Es seguir amándote. No es.

lunes, 17 de octubre de 2011

II.

II.Me enrosco con vos y doy dos vueltas a mi cabeza. La aprieto con las miserias. La ahorco con los errores. La alejo de mí para poder abrazarme a algún recuerdo que amalgame un poco el dolor. Y nada importa si no existe la felicidad. Nada importa si hoy me muero un poquito más. Nadie está imposibilitado de amar. Nadie lo está, pero que poco amamos cuando sólo late el cerebro. El amor sucede, claroestá, pero que torpes los pies de ese amor cuando nunca supimos besarnos sin la boca. Me desenrosco de vos, y el efecto lateral de extrañarte me toca el hombro con los largos dedos de la ausencia.