Tuvo la ocurrencia de nacer el jueves siete de Enero de mil novecientos ochenta y tres bajo un manto celeste raso y los largos dedos del sol abarcándolo todo. Vacío, volvió a nacer veinte años después con la mirada vestida de poeta. El romance dura. Disfrutó la azarosa fortuna de escribir libros de poesía y ser reconocido en distintos concursos de cuestionable importancia. Es librero. Averigua eso de ser poeta. Se refugia en la lectura. Se desarma en la escritura. Y respira. Aún respira.
3 comentarios:
UFFFF, FULLL DE PENSAMIENTO.
UN ABRAZO
Ponete a escribir más, carajo!
Hola Martín!
posteá alguito...
Beso!
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