Cuando era chiquito
un fantasma visitaba mis noches.
Se metía por debajo de la puerta
en la oscuridad de la luz,
en la luz de la oscuridad,
flotaba por el aire espeso de mi mirada
tensa, cobarde, inmóvil.
La habitación temblaba
y todo se veía amarillo
por el sol de la sombra.
No bastaba con cerrar los ojos
para que todo desapareciera;
él seguía ahí.
Aún sigue ahí
al acecho
escarbando mis recuerdos
de aquél niño que nunca fui.
11/7/2008
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2 comentarios:
Tu poema me ha dejado impactado. Es una letra produnda. Espero que algún día ese fantasma deje la luz de tus sombras o las sombras de tu luz en paz. saludos y mi admiración.
Buen poema. Aunque debo reconocer que me gusta màs el pasado, "tres largos segundos", cuestiòn de gustos.
Un abrazo desde Mèxico!
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