La soledad habita en tanta
gente que resulta irónico levantar la mano de la ausencia para vaciarlos de la
muerte. Hay un nudo en la garganta del poema. En la garganta de tu mirada. En
el nudo de mis manos al escribir. La soledad es un tren vacío que nunca se
detiene. La distancia es esa puta que me muestra su sonrisa mientras llora por
dentro. Yo, soy ese ser extraño que se entierra en la poesía para no pensar en
nada. Y vos, sos la cuerda que me doy para no detener mis pies ni embriagarme
de mí y mi estúpida manera de sostenerme.
sábado, 9 de junio de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)