No existe
Por más que le abras el pecho a los recuerdos
no estás ahí.
No vendrán los perros de la memoria
a lamerte el alma
por más que ladre el corazón.
No busques migajas donde nunca nadie mordió.
No mires.
No indagues.
No hurgues.
El amor
está ausente como la mirada de un viejo.
domingo, 16 de febrero de 2014
lunes, 1 de octubre de 2012
Veintitrés vueltas desesperadas y un poema devastador
Voy a limpiarme
de mí
sacarme la muerte
de los labios.
Vomitaré
metáforas crueles
desde el fondo
de mi ferocidad.
Me sostendré de la
memoria maquillada
y despediré la
puta hipoteca
sobre este muerto
papel en blanco.
Voy a lavarme
los miedos
con los sucios
dedos de la inconciencia.
Acomodaré el
vacío a la izquierda
como si yo fuera
un holograma de mí
y vos, una
repetición de ella.
Voy a lamer la
suela de mis poemas
para ver si
todavía andás por ahí.
Voy a llenarte
de hormigas las venas,
abrazar tu
angustia
y lanzarnos al
otro lado de vos.
Voy a morder el
tumor de la no vida
y escupirlo en
el rostro de aquel Dios de cotillón.
Voy a escribir
un poema.
lunes, 13 de agosto de 2012
XXXV.
Un chasquido con los dedos
de la conciencia y de a poco uno vuelve a ser lo que nunca debió dejar de ser.
Hay que sacarse la telaraña del pecho y perderle el miedo a los errores.
Reconocerse en cada uno de ustedes es comprender que a pesar de que los caminos
se bifurcan todo rumbo es correcto. Pero saberse inexacto, imperfecto e
ignorante borra la amargura de los labios de mis pies y me deja caminar más
liviano que la luna. No necesito limpiarme de recuerdos, ni alterar mis sueños.
No necesito morder lo externo cuando el infierno siempre estuvo en uno. No
necesito de mi estupidez para afrontarme. No necesito de la boca para besar, ni
de palabras para abrigar. Necesito sentarme en el umbral de esa mirada que
pateé hace años y contemplar el infinito paisaje que me ofrece bailar desde tus
ojos.
sábado, 9 de junio de 2012
XXXIV.
La soledad habita en tanta
gente que resulta irónico levantar la mano de la ausencia para vaciarlos de la
muerte. Hay un nudo en la garganta del poema. En la garganta de tu mirada. En
el nudo de mis manos al escribir. La soledad es un tren vacío que nunca se
detiene. La distancia es esa puta que me muestra su sonrisa mientras llora por
dentro. Yo, soy ese ser extraño que se entierra en la poesía para no pensar en
nada. Y vos, sos la cuerda que me doy para no detener mis pies ni embriagarme
de mí y mi estúpida manera de sostenerme.
domingo, 27 de mayo de 2012
XXXIII.
Me pierdo en mi delirio de
borracho para ver si por ahí te encuentro esquivando en puntas de pie los
tibios colchones del subconsciente. Vago en pensamientos. Anhelo saltar a tus
ojos, y que me mires entero. Comerte el hambre que se asemeja al amor que cruje
adentro tuyomío. Lo que queda de mí me mantiene vertical. Lo que se llevó la
última interrupción baila sobre la mirada del olvido. Lo que no quiero me
empapa de verdades. Lo que necesito se aleja como aquella muerte dónde quedó
atragantada mi poesía. Voy a escupir dostres poemas más, dejar tranquilas las
hormigas y tus venas, rociar de clepsidra mis próximos rasgueos súbitos para
dormir al pensamiento entre gotas que me regalo en esta noche sin luna y sin
vos.
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